EVITÉMOSLO p Coyunturalmente, gracias a Mr Obama y su campaña electoral, vuelve a la palestra el matrimonio gay:  Una ley por la cual podrán casarse y podrán adoptar, equiparándose a las familias normales como si fueran lo mismo. Esto es intolerable. Creo que debemos poner todos nuestros esfuerzos en que eso no ocurra. Dejemos todo lo que estemos haciendo y luchemos contra aquellos que amenazan la institución familiar, el depósito de los valores, el pilar de la sociedad: Que mancillan el buen nombre de todo lo que es sagrado: La pareja, la paternidad y todo lo que ello lleva asociado.
Por esto, propongo algunas cosas que nos ayudarán en nuestra cruzada:

1º Persigamos cualquier movimiento a favor de la igualdad entre uniones homosexuales y uniones normales. No es lo mismo. Para ello, perseguiremos con todos nuestros medios cualquier medida que haga pensar que dichas “uniones” son siquiera parecidas.

2º Como complemento a este primer punto, perseguiría a todas las familias donde se han criado tales elementos humanos. Haríamos listados de ellas. Así sabríamos perfectamente en qué horribles situaciones se han criado tales abominaciones de la naturaleza. Comprenderíamos que nacen de ambientes retorcidos que vulneran los derechos elementales y afectan a la salud mental de cualquier hombre o mujer.

3º En todos los ambientes en los que podamos ejercer presión mediática, deberemos hacer publicidad de nuestro trabajo a favor de la dignidad de la familia.

4º Haríamos un listado con todos los curas, monjas, religiosos, laicos consagrados y gentes dedicadas al servicio de Dios que sean sospechosos de pertenecer al lobby gay. Así veríamos porqué hay tantos.

5º Desataría una guerra comercial contra los fabricantes de armarios, por ser guarida de tanta ponzoña.

6º Prohibiría el arco iris por ser un símbolo de esta terrible enfermedad.

7º Pondría todos nuestros medios para encontrar una vacuna ésta afección que hace creer que son como nosotros, personas decentes, normales.

Nosotros, gente con valores, a los que se nos amenaza con que son iguales que nosotros; que se pueden querer como nosotros, añadiéndole más basura a la palabra Amor, tan importante en nuestro sistema familiar que basado en que el amor trae consigo la fecunda venida de hijos al mundo frente a su amor estéril o desviado que lo hace de forma antinatural.

Nosotros: Que amamos a nuestros hijos, nos casamos sabiendo lo que hacemos y conociendo perfectamente los valores que queremos inculcarles a partir del sagrado sacramento del matrimonio. No los enjuiciamos: Sólo preservamos nuestro sistema excluyéndolos, a ellos, de él.

Es por eso que debemos luchar contra ellos. La experiencia no enseña que la lucha siempre han habido vencedores y vencidos. Los vencidos en esta lucha no podemos ser nosotros: Han de ser ellos. Estamos seguros de que esta noble tarea no puede ser estéril. Sabemos que Dios está con nosotros en tan doloroso momento y que nos acompañará, victorioso, sobre esos impíos que osan ultrajar el buen nombre de la familia. También tenemos la certeza de que María, madre de todos y madre nuestra, está con nosotros guiándonos como fúlgida estrella, en tan sagrada misión.

Por ello: Evitemos el matrimonio homosexual. Llamémoslo rebocinamiento, amancebamiento, unión lujuriosa,… Pero no consintamos que se llamen familia. No sea que funcionen, que se quieran, que críen a sus hijos con dignidad y nos demuestren que nosotros no fuimos verdaderas familias y que no somos dignos de defenderla.