Los que perdisteis al amor encarnado
Los versos que se apropiaron las musas.
Las lágrimas que no podían arrastrar la pena.
Yo os digo:
No lloréis.
No hay tristeza que arranque los recuerdos.
Ni infierno que queme los besos en los labios tatuados.
Vive en lo más profundo.
Allí donde te sumerges y hablas de nuevo.
Nada puede arrebatar el amor. Ni el recuerdo.
Ni la esperanza de volvernos a encontrar.