mujermagen-del-cartel-8-de-marzoUna sonrisa. Sólo una. Y se funde la luna.
Un desprecio, sólo uno. Y se vuelve a congelar.
La princesa.
La Diosa.
¡¡¡¡Dios!!!! La mujer. Sólo ella puede mezclar cera y titanio.

Hielo y fénix.

Todo. Algo que pueda cambiar su divinidad, es repugnante.

Una sola palabra que haga sentir indigna, avergonzada, muda… nunca debió ser pronunciada.

Enterrada en prejuicios, encarcelada en porsupuestos. Vejada en tallas. Obra maestra insultada por colores faciales. Ojos de luz encadenados por pesadas sombras…

Y los hombres, mirando como si fueran objeto de deseo: Sólo objeto de deseo. Idiotas deambulando alrededor de la musa, la diosa, la ninfa que ilumina la noche. Animales que sólo devoran compulsivamente. Enanos despojados de sensibilidad. Muertos de hambre devenidos a inteligentes por poder atarse solos los cordones.

Y adivino en la acomplejada la poderosa que, suspendida, dormita inquieta en lo más profundo.

Y amo toda mujer que me recuerda quien es.

Es ella.