foot printsReproducimos lo que vivimos. Desde el principio. La educación que se va introduciendo en vena, gota a gota, día a día, se adhiere a nuestro comportamiento e inconsciente como un tatuaje. Lo malo es que los tatuajes, si intentas borrarlos, dejan huella…

No voy a hablar en contra de tan ancestral forma de educar. Sin hablar, se nos comunican los valores que regularán todo, o casi, en nuestra forma de relacionarnos, las leyes inquebrantables que dan consistencia a la propia vida, de una forma incuestionada, incuestionable.

Así, por poner un ejemplo, si un hombre nace esclavo, percibe la diferencia que hay entre su situación y el esclavizador. Pero, al ser una situación heredada, esclavo e hijo de esclavo, se percibe como una situación justa. Hay preguntas, pero no son lo suficientemente potentes para cuestionar el Status Quo, el orden de las cosas…

La Esclavitud tiene tantas formas, tantas máscaras…

Un maltratador ha sido maltratado: Es un hecho científico. ¿Debemos por ello permitirnos vivir condenados a repetir eternamente lo que detestamos y nos hace sufrir? ¿Por qué no intentar arrancarnos, aún con las uñas y sin anestesia, el estigma para vivir una vida digna y hacerla feliz a quienes nos acompañan en el camino?

Un solo paso no hace camino. Pero lo comienza. Paso a paso…

Todo cambio ha de llevarnos a ser felices. No puede ser de otro modo. Podemos atravesar el desierto con la certeza de una muerte que nos llevará al vacío o vivir una vida luchando por la felicidad que es para hoy. Una travesía llena de sentido, de llantos y risas que hacen que valga la pena un día más, un paso más.