Las generaciones más formadas nunca antes vistas, tienen que emigrar al norte. En el Norte, hay posibilidades de trabajo; es curioso que no haya profesionales nativos para cubrir los puestos de maestro, médicos, enfermeros, ingenieros… Se supone que el Norte es más civilizado, más consciente. Y, sin embargo, no ha calculado el desfase demográfico que les obliga a importar mano de obra mediterránea, casi okupas.

Se ven obligados por la presión social. Ponen barreras, obstáculos para que sólo queden los mejores y ofrecerles un medio de vida que les resulte agradable y, así, les sea rentable olvidar las raíces, echar otras nuevas…

En España ocurre lo mismo. Curioso. Ahora los médicos especialistas apenas son aborígenes. Son importados del sur. Para ellos, nosotros somos el norte como para nosotros lo es Europa más allá de los Pirineos.

A este ritmo, los médicos en Sudáfrica provendrán de la Antártida. O, más gracioso aún: Habrá dado una vuelta y serán nietos de sudafricanos que emigraron a Marruecos y han dado la vuelta.

Y termino hablando de valores. Si no los hay en el genoma, es poco probable que podamos encontrarlos en los buenos salvajes que vienen buscando una mejor vida, impregnándose del chapapote de nuestra cultura antropófaga. Alimentados de la necesidad de los hombres, se hipotecan, olvidan los cimientos de la cultura propia, la religión tan necesaria, las ancestrales historias…

Saturno devorando a sus hijos. Occidente digiriendo pueblos enteros como comida rápida: Gente muy preparada para que no se derrumbe el garito como fichas de Dominó.