Un viscoso chorreo negro danza en mi vientre. Una pútrida sensación se apodera de mi lengua. Una nausea perpetua, centinela sin sueño, se cimenta en mi ánimo, en mis huesos, en mis ojos…

Os desprecio. Ve verdad. Os desprecio con todas las fuerzas que tengo: Las que guardo para amar, para respirar, aprender. Toda mi capacidad la cargo, apunto y hago fuego. Y vomito mis palabras deseando que os manchen, que sintáis el asco doloroso que siento cuando os sonreís ladinos y dibujáis vuestras mentiras y argumentos: Para enfrentar a un pueblo pues no tenéis lo que hay que tener para enfrentaros a vuestras mediocridades, embustes, hechizos alrededor del fuego de la diferencia, unos, y de la sordera, otros.

Os desprecio, gobernantes de mi país, cuando decís país y no contempláis lo diferente como riqueza. Como el olor de las zahúrdas, os impregna la responsabilidad que no sabéis gestionar, que os azuza a cometer la mayor de las barbaridades contra los diferentes y no sois capaces de hacer autocrítica, pues sois hijos del bastardo que ahora pide paso, reclamando su herencia…

Os desprecio, nacionalistas que ignoráis la pluralidad de vuestro pueblo, pues habéis hecho de vuestra ideología, secta destructiva de todo aquel que no comparte vuestro credo. Habéis escrito vuestra biblia con mentiras, medias verdades y sonoros silencios: Marcáis a vuestros perros de presa, los descerebrados que no son capaces de distinguir entre pueblo y patria, a los que habéis condenado por no ser auténtica carne catalana.

Os desprecio a todos. Y os comprendo.

Sois esclavos, presos, de vuestras mentiras. Y con sus cortas patas, os llevan al precipicio del enfrentamiento de familias que, a un lado y a otro del río, miran beligerantes el horizonte.

Os propongo una cosa: Quedad en una plaza, abierta al aire, con cuatro puertas señalando los puntos cardinales. Preguntad al viento y al sol qué lengua hablan, si avientan y secan la miesa preguntando la nacionalidad. Sentaos. Dialogad. Escuchad juntos el Himno de la Alegría. Y emocionad vuestro corazón, uno junto al otro.